El fenómeno Garzón

¿Por qué despierta tantas pasiones un Magistrado? ¿Se conoce en la calle el nombre de algún otro miembro de la Audiencia Nacional? ¿Acaso del Tribunal Supremo o del Constitucional?

Recientemente hablábamos aquí de las bondades de la separación de poderes y de lo enormemente politizada que está la Administración de Justicia en España. Sin duda uno de los ejemplos más paradigmáticos es el caso de Baltasar Garzón.

No vamos aquí a argumentar a favor ni en contra de sus actuaciones, para eso dejamos la ventana abierta a la opinión de cada uno a través de los comentarios a este post, pero sí intentaremos emitir una reflexión sobre el fenómeno y la necesidad de tener un Poder Judicial independiente.

Resulta cuando menos llamativo que para unos Garzón sea adalid de la Libertad y la Justicia y para otros un juez parcial y corrupto que ataca directamente a quien no se pliega a sus intereses. No hay término medio, oiga.

Pocos son los que se abstienen de opinar acerca del asunto Garzón que toque en cada momento, desde los GAL, hasta Gürtel, pasando por Pinochet y Franco. Lo cual resulta enormemente curioso tratándose de temas no poco enrevesados técnicamente hablando. Sin una formación jurídica, se diría que resulta complejo comentar, por ejemplo, la sentencia que le inhabilita durante 11 años. Que levante la mano el que se haya leído las 70 páginas. Pues no. Todos opinamos con las más ardiente pasión española. Hasta algún diputado sale en los periódicos diciendo que no acata las sentencias del Tribunal Supremo. Y aquí no ha pasado nada.

En un Estado de Derecho las resoluciones judiciales y las leyes no se respetan según nos guste o no su contenido. Esa es la verdadera esencia de la democracia. Hay multitud de leyes que uno considera inadecuadas e incluso injustas, pero el verdadero demócrata las acata por respeto al sistema y a sus conciudadanos. De lo contrario es la ley de la selva. Por nuestro bien, respetemos las reglas del juego.

«La democracia es el peor de todos los sistemas políticos… a excepción de todos los demás», W.S. Churchill.

Para que esa democracia funcione hay que dejar a los jueces en paz. Esa independencia proteje a un Magistrado de sufrir acoso y derribo para sacarle de la carrera judicial por considerarlo un enemigo político, se llame Garzón o Gómez de Liaño. Esa independencia garantiza que las decisiones del CGPJ, o de los altos tribunales son tomadas por ajustarse a la Ley, y no por presión de los políticos que han elegido a sus miembros, por poner dos ejemplos.

Si poco a poco va llegando la separación de poderes, todos podremos vivir un poco más seguros en un sistema lo menos imperfecto posible.

La responsabilidad para alcanzar estos logros es fundamentalmente del gobierno de turno, pero el ciudadano de a pie también puede contribuir, ya que una ciudadanía madura engendra una clase política madura. Teodoro Obiang o Hugo Chávez no podrían gobernar en Alemania o en el Reino Unido. Aquí tampoco, pero nos queda mucho por mejorar. Leamos antes de opinar, respetemos lo que votan los otros. Respetemos las instituciones. Pongamos todos nuestro granito de arena.

Consultas y comentarios

  • Lo que han hecho a Garzón es una prueba para mí y para muchos que no hay separación de poderes. No era el único juez que realizaba escuchas y es injusto que le acusaran de prevaricación.

    Cada vez más se pone en evidencia que estamos en un pais con una ciudadanía corrupta y obviamente con una clase política corrupta. ¿quién se atreve a juzgar a los corruptos?

    Los 40 años de dichosa dictadura dejarán por mucho tiempo secuelas. Y el pueblo español tiene que caer mucho más abajo para que despierte. La crisis económica mundial es la oportunidad.

    Carmen Deamorín22 febrero, 2012
  • Creo que el respeto a los jueces no puede eliminar la libertad de expresión. Si la gente considera que dejar a un asesino en libertad o echar a un juez de la carrera judicial es injusto, pues que lo diga, y que se adapte la Ley a lo que piensan los ciudadanos.

    Javier Peña16 febrero, 2012
    • De acuerdo contigo, Javier, pero mientras se modifican las reglas del juego democráticamente aceptadas por las mayoría, debemos respetar las que ahora están vigentes.

      Alejandro Collantes16 febrero, 2012

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