¿A mí qué me importa la separación de poderes? Pues veamos algún ejemplo. ¿Está Vd. gobernado por algún político que pueda haber cometido alguna irregularidad con el dinero de sus impuestos? ¿Le preocupa poder estarlo? ¿Le debe dinero la Administración o se lo quiere quitar sin justificación? ¿Le importa que se esté utilizando al Tribunal Supremo y al Constitucional con fines políticos y partidistas?
Si le preocupa que ese político corrupto sea juzgado por un tribunal nombrado por su partido o que un gobierno presione al tribunal para no ser condenado a pagar tal o cual cantidad, entonces sea bienvenido a la celebración.
Que se haya extendido como algo natural hablar de vocales «progresistas» o «conservadores» según sirvan a los intereses de uno u otro partido es algo que sería escandaloso en cualquier país serio donde rija el Estado de Derecho. Desgraciadamente en España lo único que puede llegar a ser escandaloso es la actuación de algún árbitro de fútbol, todo lo demás nos acaba dando igual (etarras propuestos al Nobel de la paz, familiares de asesinos vendiendo su historia en televisión,etc…)
Desde que Emilio Rodríguez Zapata, entonces Magistrado del Tribunal Constitucional, nos contara en clase aquello de que Alfonso Guerra había dicho que Montesquieu había muerto, sus alumnos atónitos no alcanzábamos a comprender la importancia de un asunto aparentemente técnico, como es el sistema de elección de vocales en el Consejo General del Poder Judicial. Garante de la separación de poderes en España.
Con los años se fue comprobando la enorme repercusión que tenía el asunto especialmente en casos de corrupción, política antit o cualquier otra circunstancia en la que el Gobierno haya tenido interés en utilizar al TS y al TC con fines políticos y partidistas.
La adaptación de la Ley al espíritu constitucional tendrá consecuencias muy positivas no sólo en la actuación de los políticos, que se lo pensarán dos veces antes de cometer fechorías, sino también en la confianza de los ciudadanos en el sistema, que ahora está por los suelos, como se ha podido ver con el movimiento del 15M, que independien-temente de las derivas que haya tomado con posterioridad, encuentra su base en una clara indignación popular.
Otras medidas, además de la elección del gobierno de los jueces por los jueces, parecen ir en la misma dirección, como la reforma del Ministerio Fiscal, que sólo por el nombramiento de Eduardo Torres-Dulce ya ha dado un paso de gigante.
Ahora el próximo reto sería otorgar de esa independencia al Congreso de los Diputados. Hoy en día los diputados votan aquello que les indica su partido, en detrimento de su opinión individual. Se han propuesto diferentes fórmulas para solucionar esta desnaturalización parlamentaria: listas abiertas, voto secreto,… la fórmula para alcanzar esta independencia es discutible, pero no hay duda alguna de sus beneficios.
¿Se imaginan un Congreso que retira el apoyo a un Gobierno que está haciendo mal las cosas? Sería fantástico ¿No? Pues no es una utopía, el algo sencillo de regular. Cierto es que de esta manera los partidos políticos, en ocasiones controlados por un puñado de personas, perderían esa omnipotencia que supongo debe de ser la mar de adictiva.
Creo que el asunto de la inhabilitación del juez Garzón demuestra hasta qué punto está politizado el Poder Judicial en España. Esperemos que esto vaya cambiando a partir de ahora.